La pasión entre Camila
O`Gorman y el sacerdote Uladislao Gutiérrez, fusilados en 1848, deviene
en un emotivo musical, Camila, nuestra historia de amor, de y por Fabián
Núñez, con los protagónicos de Natalie Pérez y Peter Lanzani, en el
teatro Lola Membrives.
El amor entre dos jóvenes, una
aristócrata y un sacerdote llegado de Tucumán en los tiempos de Juan
Manuel de Rosas, fusilados -ella embarazada- por haberse fugado para
compartir sus vidas, inspiró a Núñez para construir durante diez años
el espectáculo.
Una historia argentina, lejos del sesgo
hollywoodense que a veces tienen los musicales, cuya producción "demanda
esfuerzo y un trabajo respetuoso de investigación de las fuentes
históricas", detalla Sabrina Romay encargada de la producción general.
Casi
treinta años transcurrieron desde el exitoso estreno de Camila, la
película de María Luisa Bemberg, con las actuaciones de Imanol Arias y
Susú Pecoraro.
"Vi el filme en la materia Historia del
colegio y sabía todo lo que significaba", afirma Peter Lanzani, ex Teen
Angel, quien en breve será la cara de Aliados, la nueva ficción de
Telefé quemarca el regreso de Cris Morena a la pantalla chica.
La
puesta intimista, los románticos textos que a veces adoptan la forma de
canciones y la frescura de la dupla protagónica logran que Camila,
nuestra historia. pueda disfrutarse como una creación distinta.
Natalie
Pérez dueña de una voz colorida y una expresividad con la que se lució
en el musical El diluvio que viene afirma que, "vi la peli cuando supe
que iba a audicionar. Me enamoré del personaje, es una historia hermosa.
Por eso me sale tan emotiva la voz cuando canto".
Y es que
cantar en vivo -como lo hace todo el elenco- y con corsé de época
resulta "raro, me tuve que acostumbrar. En los primeros ensayos lo
superé, siempre hay que superar los obstáculos.
Aprendí a
interpretar desde otro lugar" Las distintas posiciones de la
femineidad frente al amor están presentes en el espectáculo, desde los
personajes de mujeres que rodean a la heroína e influyen sobre su vida.
La
rebeldía que oficia de espejo y modelo para la conducta de Camila la
lleva sobre sus hombros Julia Zenko, impecablemente caracterizada como
de Ana Perichon, abuela de la protagonista y amante de Liniers.
Cierta
mezcla de resignación y ternura que imprime Laura Silva -maestra de
canto de Lanzani- a su rol de madre, la vitalidad de la nana de Déborah
Dixon y la devoción de una hija hacia el padre, a cargo de Magalí
Sánchez Alleno en la piel de Manuela Rosas, conforman un potente equipo
sobre las tablas.
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